La gente te dice que es difícil. Y realmente, cuando lo estás haciendo, te das cuenta que es difícil y que tienen razón. Pero el hombre intrépido (incluyo también a la mujer) no claudica facilmente y experimenta creyendo saber lo que hace con pasión.
El óleo tiene dos puntos fuertes, muchísima maniobrabilidad y sobre el lienzo te deja hacer mucho más que pintar y mucho más que una pintura. No digo que haya logrado nada de esto, porque esos atractivos te juegan igualmente en contra.
Para empezar a pintar usé una idea que ya tenía. La idea está basada en otra idea de hacer una meta-escultura, la escultura en cuestión está publicada en faex.
Lo primero que hice fue un esbozo rápido con lápiz en un papel común de impresora.
Luego use un lápiz blando sobre el lienzo con la idea de tirar algunas lineas del esbozo.
El lápiz blando era demasiado blando así que usé el mismo del borrador.
Tomé tres pinceles, uno para cubrir y otros dos para detalles.
Esta parte fué la más emocionante, los colores se cubrían perfectos, el primero que usé fue el blanco, tenía buen cuerpo y permitía darle con las pinceladas un movimiento extra al blanco liso que yo pintaba.
Siguiente, el rojo, mucho más liviano e intenso no cubría parejo como el blanco. En esta etapa todo salía como lo venía imaginando. Por último usé el negro, muy potente, use un poco nada más.
Habiendo terminado lo que quería hacer me sentí realizado. Pero faltaba terminar los detalles, donde los colores chocan y quedan separados o se mezclan en tonos. Intenté no tocar un color con otro usando un pincel fino, pero lo inevitable sucedió.
Aquí descubrí como el óleo te permite degradar a gusto y placer, a costo de más pintura te deja inclusive volver atrás. Me gustó y pasé a una etapa de retoque completo, agregando sombras y una orgía de tonalidades entre los colores base, generando rosas un tanto indeseables, grises y pseudo marrones. Mi objetivo ya no podía ser el mismo.
No se si fué por cansancio o por balance entre lo que me gustaba sobre el resultado y el descontrol de tonos que decidí parar, extenuado. Fisicamente agotado. Me gustó, me atrapó el tamaño y siempre miro encontrando un nuevo detalle encantador o algo que quisiera retocar. Obviamente, puedo y he dicho que el óleo -en sí mismo- tuvo más control que yo en esta, mi primer, obra en óleo.
El óleo tiene dos puntos fuertes, muchísima maniobrabilidad y sobre el lienzo te deja hacer mucho más que pintar y mucho más que una pintura. No digo que haya logrado nada de esto, porque esos atractivos te juegan igualmente en contra.

Lo primero que hice fue un esbozo rápido con lápiz en un papel común de impresora.

El lápiz blando era demasiado blando así que usé el mismo del borrador.
Tomé tres pinceles, uno para cubrir y otros dos para detalles.

Siguiente, el rojo, mucho más liviano e intenso no cubría parejo como el blanco. En esta etapa todo salía como lo venía imaginando. Por último usé el negro, muy potente, use un poco nada más.
Habiendo terminado lo que quería hacer me sentí realizado. Pero faltaba terminar los detalles, donde los colores chocan y quedan separados o se mezclan en tonos. Intenté no tocar un color con otro usando un pincel fino, pero lo inevitable sucedió.

No se si fué por cansancio o por balance entre lo que me gustaba sobre el resultado y el descontrol de tonos que decidí parar, extenuado. Fisicamente agotado. Me gustó, me atrapó el tamaño y siempre miro encontrando un nuevo detalle encantador o algo que quisiera retocar. Obviamente, puedo y he dicho que el óleo -en sí mismo- tuvo más control que yo en esta, mi primer, obra en óleo.
Para cuando el segundo? y el tercero? y el cuarto? Dale, seguí pintando, está MUY BUENO tu cuadro!
ResponderBorrarYo