Día negro desde las siete y media, un día típico para no vivir. Sí, el círculo se vuelve a cerrar y la angustia se vuelve a esparcir desde el centro, desde el núcleo mismo del alma (si es que la hay y si es que tengo una de esas), que vaya uno a saber donde se encuentra exactamente ese punto -quizá cada cual lo tiene en un lado distinto- pero es de ahí donde se empieza a sentir el líquido negro noscivo que recorre el cuerpo, llena las venas de dolor. Gracias por hacerme sentir así.
La culpa no la tiene nadie, ni vos, ni yo, ni la familia, ni la sociedad, ni la cultura, ni la humanidad, ni Dios. Nunca la tiene nadie. Es simple, fuí concebido sensible para aprovechar el flagelo del alma, para experimentar los límites de la tolerancia al sufrimiento, la agonía de ser nada. Por pura casualidad, podría haber sido cualquier otra cosa.
Simplemente debería aceptarme como soy, como quien se acepta un boludo, como quien se acepta un winner, como cual me acepto un nadie. Un vacío que repta en su miseria. Uno de los miedos más grandes se hace real y yo me hago un indigente, sin casa, sin familia, sin amor, sin nada, recluído en su caverna; quizá en ese momento pueda pensar como un hombre entero y sentirme seguro y feliz... justo antes de que se termine todo.
Espero antes de irme, hacer infeliz a la mayor cantidad de gente, tratar de dejarles una semillita como la mía, para que puedan cosechar los amargos frutos en cada estación, que conozcan lo que es el puto borde, donde no te podés matar y matarte es lo más natural que puede pasarte. No voy a desperdiciar mentiras, engaños, ni maldad, le voy a dejar mi legado a este hermoso universo, espero tener la capacidad y la voluntad, espero no conmoverme por ningún gesto vestigio de cariño animal que haya caído como migaja en mi palma. Todo mi rencor para hundirlos a todos.
Justo cuando pensé que podía extraer ilícitamente ese algo que me mantuviese vivo, que me permitiese sonreir y vivir libremente como alguna vez lo habré hecho.
La culpa no la tiene nadie, ni vos, ni yo, ni la familia, ni la sociedad, ni la cultura, ni la humanidad, ni Dios. Nunca la tiene nadie. Es simple, fuí concebido sensible para aprovechar el flagelo del alma, para experimentar los límites de la tolerancia al sufrimiento, la agonía de ser nada. Por pura casualidad, podría haber sido cualquier otra cosa.
Simplemente debería aceptarme como soy, como quien se acepta un boludo, como quien se acepta un winner, como cual me acepto un nadie. Un vacío que repta en su miseria. Uno de los miedos más grandes se hace real y yo me hago un indigente, sin casa, sin familia, sin amor, sin nada, recluído en su caverna; quizá en ese momento pueda pensar como un hombre entero y sentirme seguro y feliz... justo antes de que se termine todo.
Espero antes de irme, hacer infeliz a la mayor cantidad de gente, tratar de dejarles una semillita como la mía, para que puedan cosechar los amargos frutos en cada estación, que conozcan lo que es el puto borde, donde no te podés matar y matarte es lo más natural que puede pasarte. No voy a desperdiciar mentiras, engaños, ni maldad, le voy a dejar mi legado a este hermoso universo, espero tener la capacidad y la voluntad, espero no conmoverme por ningún gesto vestigio de cariño animal que haya caído como migaja en mi palma. Todo mi rencor para hundirlos a todos.
Justo cuando pensé que podía extraer ilícitamente ese algo que me mantuviese vivo, que me permitiese sonreir y vivir libremente como alguna vez lo habré hecho.
Si querias hacer infeliz a alguien, ya lo lograste conmigo. Veo que en todo este tiempo no me conociste ni un poco, no tenes idea de como soy. En cuanto al puto borde del que hablas, ya lo conozco y bastante. Lamento decirte que no sos Cristobal Colón descubriendo América.
ResponderBorrarYo no quiero conocer a nadie, de querer conocer gente sería médico, anatomista o algo así. Simplemente quiero ser feliz.
ResponderBorrarTampoco creo en tu sufrimiento o como sea que lo vendas. Sobrerreaccionás y ves dramas donde todo es normal.
Recien leo esto. No tengo nada que decir.
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