Iba caminando, de mal humor y cansado. Pensaba en los problemas y las posibles soluciones; las soluciones imposibles. Sobre la vereda, en un día gris, como mi humor. De golpe, siento una gota en la remera. ¡Los malditos aires acondicionados!, y sigo.
Al rato siento una nueva gota, que cae justo entre el cuello de mi remera y mi propio cuello. La gota se pega en mi espalda. Maldigo otra vez y me paso la mano. ¡Oh sorpresa!, una feliz avecilla hizo su inmundicia sobre mi persona. Gracias.
Al rato siento una nueva gota, que cae justo entre el cuello de mi remera y mi propio cuello. La gota se pega en mi espalda. Maldigo otra vez y me paso la mano. ¡Oh sorpresa!, una feliz avecilla hizo su inmundicia sobre mi persona. Gracias.
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