Comodidad de fin de año. Quizá efímera por su corta vida, dedicada a viajar a través del mundo, para terminar en un desenlace binario. El ansiado despliegue de luz y color en el cielo obscuro que la pirotecnia puede o no cumplir. No soy de los que queman plata en cañitas voladoras; respondo eso, digo eso. Pero hay algo que me cambió: ¿es la satisfacción pirómaniaca?, ¿el riesgo de volarme un dedo?, ¿qué me ha hecho corresponder con los que tiran cohetes o que quieren tirarlos? Sé que no lo era, al menos, no lo era antes del último año. Acordarme de la posible metamorfosis me hace melancólico, pretencioso y triste. Dedico la ceremonia del fuego, al recuerdo del anterior -la última vez que prendí esas mechas era muy feliz, vivía buenos momentos- a esos momentos, hoy únicos. ¿Cuándo vas a cambiar? Me pregunto y luego de un rato me respondo: 'no depende de mí'. Que mi sueño es ese, que soñé anoche con eso que no es. ¿Nunca tuviste la sensación de no encontrar un camino para ...
El punto en el cual lo hilarante se vuelve serio.