Siguiendo con la costumbre, vamos a hablar de mi mísmo. Hoy me levanté dormido y torpe, no es novedad, no es necesario levantarme recién para ser torpe tampoco, sin embargo mi torpeza fué parte del suceso sangriento del día. Presioné el botón como generalemtente lo hago, en el lugar donde está gastado, el mismo botón que muchos presionan para que venga el ascensor, otros lo presionan porque el ascensor no vino, otros para satisfacer la curiosidad. Lamentablemente el ascensor apareció dispuesto a llevarme vacío y listo; de otra manera hubiese usado las escaleras, ya que pocos son los pisos y mucha es la ventaja de no tener que abrir y cerrar las puertas. El viaje fué normal, sentir el perfume ajeno, la muestra de escencia humana, que como el bien y el mal varía día a día, esa muestra que toma prestada el ascensor a cambio del simple viaje. A veces el perfume es conocido, es familar, es agradable, es tolerable, es molesto, es punzante, es repugnante; hoy fue agradable. Mientras nuestra h...