Anoche asistí a un juego de rol, de mesa. Era la primera vez que jugaba uno de éstos y me sorprendió lo entretenido del asunto; meramente con la imaginación y unos dados se crea la escenografía y la dinámica de juego. Fue tan entretenido que seguimos hasta altas horas de la madrugada de hoy, cuando llegué a casa me levanté un par de horas después, terriblemente cansado, muy confundido, seguía pensando en la experiencia y la historia (que quedó incompleta).
El punto en el cual lo hilarante se vuelve serio.