Hoy volví a la facultad que había dejado alguna vez... hace tres años. Todo sigue igual, inclusive esta la misma gente, las mismas caras siguen subiendo y bajando las escaleras cruzándote, vagando, pensativas. En la biblioteca, en la fotocopiadora, en el departamento de alumnos, todo sigue igual. La tarde caía plácida y silenciosa sobre el edificio que todavía aguanta sin tener las reparaciones que suplica. Me falta un número de trámite, me falta mi libreta. La ví como la primera vez, como una desconocida, sin rencores ni odio. Volví porque en la nueva facultad no me tomaron las equivalencias, faltó validar los trámites, no lo hice: no me dijeron que lo hiciera, ni me avisaron que estaban incompletas. Me dejaron cursar así como así. Yo sospeché siempre. Ahora estoy haciendo lo que debería haber hecho en el 2002. ¿Porqué no dejan estudiar a la gente nada más?. Había una chica que estaba luchando para que la dejaran cursar en este cuatrimestre, se había cambiado de facultad y no la dejab...
El punto en el cual lo hilarante se vuelve serio.